Departamento Español
Doce cuentos peregrinos:
“Sólo vine a hablar por teléfono”
y
“Me alquilo para soñar”
Ana
12-A
Gabriel
García Márquez presenta en su novela Doce cuentos peregrinos los
conflictos y situaciones que enfrentan los latinoamericanos en Europa. Esto se
realiza predominantemente por medio de la técnica narrativa del realismo y el
realismo fantástico, el cual se define como: “género literario que describe
hechos sorpresivos o imprevisibles en la vida cotidiana y que se interesa, en
consecuencia, por trascender los límites y obtener una percepción más aguda y
menos superficial de la realidad inmediata”.
En
su introducción, Márquez comenta las diferencias entre escribir una novela y un
cuento corto; distinguiendo así al cuento como un labor más difícil: la novela
se define dentro del primer párrafo, y continua por el placer que obtiene al
escribir; mientras que el cuento “no tiene principio ni fin”, es, por ende,
independiente de un contexto mayor o definible.
Es
así que estos cuentos vienen a ser “peregrinos”: el autor tiene las ideas, los
conceptos y anotaciones, mas no sabe como utilizarlos. Viajan entonces no solo
en el espacio físico de su escritorio, sino que también entre ser novela o
cuento.
El
cuarto cuento, “Me alquilo para soñar”, cuya historia relata sobre frau Frida,
una mujer misteriosa que reafirma la supersticiones latinas interpretando
sueños pero -en las palabras del narrador- parece ser que soñar, para ella, no
es más “una artimaña para vivir”. La narrativa es perturbada: el autor salta a
diferentes épocas de su vida, recontando cada inesperado encuentro con frau
Frida.
El
narrador no duda en mostrar su incredulidad ante frau Frida, sin embargo
tampoco se atreve a actuar en contra de sus consejos (por ejemplo al negarse a
regresar a Viena). Mas esta no es la única contradicción dentro de la historia:
Pablo Neruda, amigo de Márquez y personaje en la historia, alcanza a conocer la
historia de frau Frida; y llega a soñar con que ella esta soñado con él,
mientras frau Frida sueña que él esta soñando con ella. Irónicamente, frau
Frida, al mencionarle esto al narrador, agrega que “entre tantos sueños, se nos
cuela uno que tiene nada que ver con la realidad”.
Es
por esto que el cuento resulta tan curioso: es sensible hacia la inclinación de
los latinoamericanos por supersticiones, tales como la clarividencia; también
como son sujetos a dejarse llevar y manipular por ella: como, sutilmente, prefieren
responsabilizar a algo tan subjetivo y misterioso como la interpretación de
sueños sobre su destino y no cargar la responsabilidad sobre si mismos.
Paralelamente -con cierta ironía- muestra las deficiencias de estas creencias:
frau Frida no interpreta su sueño -compartido con Pablo Neruda-, que es parte
de la realidad de la historia, como real y también falla en prever su propio
destino, muriendo en un accidente poco ordinario.
Por
otro lado, “Sólo vine a hablar por teléfono”, se destaca como perfecto ejemplo
del realismo fantástico: María de la Luz Cervantes, una mujer mexicana en
España, que, al averiarse en el desierto, consigue un aventón y al llegar a un
manicomio es confundida por una de las pacientes.
El
absurdo de la historia es doloroso: María es internada al sanatorio, por
afirmar y reafirmar la verdad –“solo vine a hablar por teléfono”-. Su pasado en
México muestra que Maria de la Luz era una mujer de grandes pasiones y
desamores, al huir de tres distintos hombres en un periodo breve de cinco años.
Es por esto que Saturno el Mago, su marido al encontrarse en España, se permite
creer que ella –como en el pasado- lo ha dejado atrás, buscando una nueva vida.
Sin embargo, María le es fiel, y es precisamente por su ansiedad por hablar con
él –y por ende solicitar un teléfono- que es considerada una loca. Esto es lo
trágico: incluso Saturno, al visitarla, se deja convencer de que esta loca.
La
historia exhibe una problemática irreal: lo que le sucede a María es fantasioso
y tan absurdo, que no entra en la percepción de la realidad. Es un evento que
solo pudo haber ocurrido en las palabras de su autor. Sin embargo, su vida, en
México, es cercano a la realidad Latinoamérica. Parece ser los chismes que se
contarían entre vecinas, sin embargo el personaje de María es contradictorio a
la percepciones de una mujer latinoamericana. Tanto por su historia como por su
cultura Latinoamérica tiene una sociedad altamente machista, donde la mujer, o
por lo menos la percepción de ella, se presta para ser victima de los hombres.
Es por esto que la imagen de Saturno el Mago- y la de los hombres que figuraron
en la vida de María antes de él- despechado por ella, y por la posibilidad de
que haya sido abandonado por su esposa, muestran a una mujer más independiente de
los prejuicios –latinoamericanos- de su género.
Estas
dos historias comparten pocos aspectos: se centralizan en mujeres
latinoamericanas y sus curiosas experiencias en Europa. Sus vidas están
rodeadas de misterios e incertidumbres; ambas experimentas diferentes tipos de
muerte: frau Frida en un accidente extraño, mientras María es obligada a
abandonar la persona que es. Ambas historias son narradas en pretérito con un
tiempo perturbado por un narrador testigo. El ambiente interno es en ambos
casos misterioso, confuso y ambas dejan al lector incrédulo. Pero muestran
diferentes aspectos de la cultura latinoamericana: frau Frida tienta a creer en
supersticiones y María muestra un carácter, aunque no sin fallas, fiel y una
tragedia, en sentimiento, muy latina.
En
el caso de estos cuentos, “peregrinos” es una descripción muy acertada: los
personajes viajan al otro lado del mundo, entre la certeza y lo desconocido.
Para emprender un viaje más difícil que el primero, que los deja desarrollarse
y anclarse dentro del lector, y permitirle imaginarse una realidad fantástica,
donde se exploran los limites de lo que se admite como realidad, y crecer más
allá.
Bibliografía:
García
Márquez, Gabriel. Doce cuentos peregrinos. Barcelona, España:
Mondadori, 2000.
Exégesis del Realismo Fantástico.
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